El delito de tener perro.

19894772_1942087072703027_3626037551582456241_n
Once menos cuarto de la mañana de un domingo cualquiera en la Playa Canina de Torre del Mar.

Una familia visita la playa con sus tres perros pequeños dispuestos a pasar un agradable día de playa junto a sus tres amigos, a los que les encanta jugar en la arena y bañarse, además a uno de ellos le viene fenomenal para fortalecer sus patas que tiene regular debido a una lesión.

Cuando consiguen llegar, porque el GPS les ha llevado por un sitio extraño de difícil acceso, se encuentran una excavadora en la mitad de la playa, así que en prevención de accidentes ellos se ponen en un lateral. No saben que han cometido el gravísimo error de ponerse fuera del perímetro de la playa canina.

Al poco rato, aparecen los de Salvamento Marítimo y les dicen que ahí no pueden estar. Educadamente les responden que no sabían que eso no era la playa de perros y que en cuánto la excavadora se fuera, se pondrían dentro de la playa. Los agentes asienten. «De acuerdo, muy bien»

La playa está a rebosar de gente (claro, es domingo por la mañana).

En la misma playa, un hombre permanece tumbado a pleno sol, con pinta de no estar en buenas condiciones.Iban a llamar a la policía para que atendieran a éste hombre justo tras recoger las deposiciones de una de sus perritas, mientras tanto la excavadora casi atropella a uno de los perros de ésta familia mientras daba marcha atrás.

Llega el policía y le da la vuelta al señor que está tumbado al sol, y a continuación se dirige hacia ésta familia para recriminarle que no están en la playa de perros si no a 5 centímetros de ella.

Le indican que está la excavadora y que ya casi ha atropellado a uno de sus perros mientras recogían las deposiciones de la otra perrita y el agente, con muy «buena educación» les dice que le da igual que esté la excavadora, y que no pueden estar ahí, que les va a multar como insistan, incluso les pide el DNI.

El hombre sigue tumbado a pleno sol. Y así estuvo hasta que ésta familia y otras familias que había por allí le llevaron una sombrilla para que tuviera algo de sombra, al menos, mientras llegaba la ambulancia (que tardó una hora).

19894856_1942087006036367_4318714887658968731_n

El día de playa terminó sin más altercados, pero ese mismo día por la tarde/noche, ésta familia acude al parque canino con sus perrillos. El parque cierra a las 12 de la noche y un empleado del ayuntamiento es quien acude a cerrarlo. Los vecinos del parque, que todos se conocen y son amigos, suelen quedarse hasta que éste empleado aparece para irse. Un ritual que a nadie le resultará extraño.

Pero ésta noche, el empleado se ha retrasado 10 minutos para cerrar el parque. Mientras esperan que llegue éste señor, ellos disfrutan un poco de la brisa y el fresco nocturno que tanto buscamos en verano y los perrillos también lo disfrutan, de forma muy tranquila y sin ladridos. Todos los perritos se conocen, y ya han jugado durante la tarde así que ahora están cerca de sus dueños disfrutando del fresco sin más.

Aparece al fondo de la calle la policía que se acerca hasta la puerta del parque. «Ustedes, fuera del parque que ya ha cerrado el parque».

Los vecinos le explican que estaban esperando a que llegase el señor que cierra el parque y que por eso están ahí, pero sin dilación, se disponen a salir del parque ante la petición de la policía, que se espera en su coche vigilándolos hasta que estuvieron lo suficientemente lejos del parque, fuera a ser que tuvieron la intención de volver.

Algún vecino ha denunciado porque «hay mucho ruido» (¿recuerdan aquello que dije que era una noche tranquila y los perros no ladraban?).

Enfrente de éste mismo parque, en un parque infantil, se oyen agudos gritos de diversión. Los niños del barrio juegan despreocupados en sus columpios y pasan un buen rato aprovechando el frescor de la noche. ¿Qué hay más maravilloso que unos vecinos disfrutando inocentemente de las vacaciones? Y así quedan hasta más de la 1 de la madrugada, jugando, riendo, gritando y disfrutando de la noche, mientras los peligrosos delincuentes dueños de perros vuelven a casa «con el rabo entre las patas» entre ojos que vigilan que no se les ocurra disfrutar de una noche de verano en compañía de otros vecinos.

Los demás, los de los botellones, las navajas y los robos… con esos no pasa nada. El verdadero delincuente es el que decide convivir con un leal y noble ser vivo que solo sabe decir guau

 

La ayuda mal entendida

Fue la noticia más destacada de la semana pasada. Muchos políticos la celebraron por todo lo alto, especialmente los de Ciudadanos que fueron los que hicieron la propuesta. 

La adopción en el Centro Zoosanitario de la ciudad será gratuita.

Consuela saber que, a pesar de la gratuidad, los perros saldrán vacunados, identificados, esterilizados y con su prueba de ADN hecha. Lo que ya no consuela es que ese gasto lo asumirá el Ayuntamiento, es decir, en realidad nosotros, los ciudadanos, con nuestros impuestos.

Con ésta medida, dicen, se fomentará la adopción y se perseguirá al fin el tan ansiado sacrificio 0.

Hubiera estado muy bien que, igual que otros grupos políticos en años anteriores, a Ciudadanos se le hubiera ocurrido la idea de contactar previamente con asociaciones que llevan muchos años dedicados al rescate y adopción de animales y con las asociaciones que más conocemos lo que significa adoptar y vivir con un perro, las asociaciones animalistas de la ciudad, entre las que nos encontramos.

Pero la realidad es que no ha sido así y ahora se saca adelante una ley con la que todas las asociaciones estamos en contra.

Y lo estamos no por hechos infundados, si no porque por desgracia, llevamos muchos años conociendo adoptantes y conociendo personas que abandonan. Podríamos contar mil y una historias de devoluciones, de esfuerzo emocional y sí, de mucho mucho esfuerzo económico para sacar adelante a un animal, y del esfuerzo de conseguirle una familia apropiada y responsable.

Y éste es, quizá, el mayor problema de ésta propuesta. Que se deja de lado la responsabilidad para facilitar la salida indiscriminada de los animales de la perrera. Esto segundo está muy bien, hay que fomentar la adopción, hay que vaciar esa perrera, hay que impedir que la mitad de los perros que entran en ese centro acaben sacrificados, pero lo que hay que impedir es que se vuelva a llenar y, según nuestra experiencia, la gratuidad puede producir exactamente lo contrario.

La adopción debe ser siempre meditada y pausada, no debe ser nunca impulsiva. Y cuando tienes que pagar por ella (o más bien, por los servicios prestados, como el microchip, las vacunas o la esterilización), cuando tienes que pasar entrevistas, te lo planteas con más calma. Porque te planteas el desembolso que vas a tener que hacer, en si tu casa será adecuada para ese animal en concreto, en si serás capaz de cubrir todas sus necesidades, entre ellas la de la salud, que supone un gasto importante.

¿Y qué pasará cuando, al saber de ésta gratuidad, muchas familias se lancen impulsivamente a sacar a un perrito para el cumpleaños de su hijo? Ya que es gratis…
¿Qué pasará cuando una persona que ya tiene demasiados animales, saque otro porque… pobrecito y no lo pueda mantener? No sería la primera vez que se le requisan animales a una persona con síndrome de Noe. 
¿Qué pasará con esos cazadores que llevan a su perro a la perrera? ¿Sacarán otro cambiándolo por el suyo como si fuera un cromo?

Todo no vale para poder vaciar esa perrera. Y por desgracia tenemos muchas historias que corroboran que no se valora lo mismo una adopción que un regalo. Y eso es lo que nuestra ciudad va a hacer con esos animales, regalarlos.

¿Y la protectora? Ahora tendrá que enfrentarse con la mala costumbre de algunos que le espetarán que “ahí arriba en la perrera no me cobran”. ¿No tienen derecho esos 900 animales a tener una adopción?
Porque no, la protectora no te vende a tu perrito, no te cobra por gusto. Cada perro cuesta un dinero importante, y es dinero que nunca vuelve. Cuando un perrito llega atropellado y se le opera una pata rota, ese dinero nunca lo percibe de vuelta, porque lo que ellos te cobran no es más que un servicio veterinario, una garantía de que ese perro está sano y con todo en regla. Su identificación, sus vacunas, su esterilización, bien alimentado y con su salud correctamente, ya que no es una ni dos las revisiones que se les hacen a los perros que allí mantienen.
Es una manera horrenda de enmendarle la plana a la protectora que con su esfuerzo mantiene a esos animales abandonados durante todas sus vidas o hasta que encuentran un hogar.

Y bien, habrá familias que adopten de forma responsable aprovechando la gratuidad, pero… ¿y los años que siguen? Porque las vacunas son anuales, las desparasitaciones trimestrales y… ¿si se pone enfermo? Necesitará un veterinario. Y si se pone enfermo en mitad de la noche, necesitará ir a urgencias con el dispendio que eso conlleva.
Una manera más de menospreciar la labor y vocación de veterinarios. Porque no, señores, vacunar no es solo dar un pinchacito, es revisar al animal para comprobar que está en óptimo estado de recibir esa vacuna. Es algo mucho más complicado, ¿o acaso creen los señores de Ciudadanos que un veterinario estudia durante años solo para poner vacunas y pinchacitos? Quizá podrían, como hemos dicho, informarse un poco.
Esto es lo que fomentará la gratuidad, la adopción impulsiva que no valorará que un perro cuesta dinero, no solo el de una adopción, si no para toda su vida.

No, desgraciadamente, lo gratuito no se valora igual y cuando hablamos de vidas puede ser muy muy peligroso.
Ojalá nos equivoquemos, pero la experiencia nos dice que no, que esa perrera no se vaciará, si no que muchos de esos perros adoptados impulsivamente darán de nuevo con sus huesos en la perrera. Y que se seguirá llenando.

Ésta NO es la manera de conseguir sacrificio 0.

La esterilización. Una cuestión moral.

 

10551035_10152518852600589_8567959947053032596_n
Mami (una podenca rescatada de la perrera en estado de gestación) con sus cachorros.

Mucho se ha hablado, discutido y debatido sobre la castración en nuestros animales de compañía y se sigue haciendo si echamos una mirada a comentarios, escritos y publicaciones diversas en blogs personales o en las redes sociales.

Cuando se habla de castración suele aludirse a múltiples beneficios para la salud de nuestros perros y gatos e incluso a mejoras en su comportamiento.

De ésto, podréis encontrar información diversa aunque es necesario consultar con un veterinario o un etólogo que podrá daros más detalles.

 

Pero la razón más importante, la que verdaderamente justifica la importancia de la esterilización en nuestros animales de compañía es el control de natalidad para prevenir el abandono.

Leído así parece que no tiene mucho que ver, pero la realidad es muy distinta.

En España se abandona un perro o un gato cada 5 minutos. Por ejemplo en 2015, según los últimos estudios de la Fundación Affinity se abandonaron 137000 animales. Sólo en 2015.

Animales que dieron con sus huesos en la calle, bajo las ruedas de los coches, en las perreras con un reloj indicando cuántos días le quedaban de vida, o los más afortunados en las saturadísimas protectoras y refugios.

Y mientras esto ocurre, en el mismo país, cientos y cientos de cachorros nacen. Unos en la calle, hijos de madres y padres abandonados que seguirán criando mientras permanezcan allí. Otros, fruto de la irresponsabilidad de dueños. Irresponsables quienes les hacen criar conscientemente y que desconocen, o simplemente, no les importa la situación de sobrepoblación que tenemos. Y otros, irresponsables por creer que pueden controlar la natalidad de su perro hasta que un día se escapa y queda embarazada o embaraza a una perra. Con los gatos, la situación no es mucho mejor, puesto que la mayoría de ellos acaban en la calle gracias a la falsa idea de que “se adaptan” a ella y sobreviven, desconociendo que la mayoría de ellos muere atropellado, infectado con cualquier infección y de otras maneras igual o aún más horribles.

283713_10151072341010589_1115576553_n
Rubi, una podenca rescatada junto a sus 11 cachorros.

Según el estudio de la Fundación Affinity, en 2015 el 15% de los animales abandonados fueron fruto de camadas indeseadas.

Eso, sin dejar de olvidar, que cada cachorro nacido de la cría particular está impidiendo que un perro de una perrera o protectora pueda encontrar un hogar.

Sólo en la Protectora de Málaga se recogieron durante 2016 casi 2000 animales abandonados. Y es en la misma protectora donde dan fe de la masificación a la que se enfrentan cada día, con más del doble de perros de los que pueden hospedar. Situación que ha desencadenado en más de una desgracia, como algún perro fallecido atacado. La falta de espacio sólo produce estrés y problemas.

Pero la gente sigue criando y llevándoles animales abandonados.

La situación en el Centro Zoosanitario no es mucho más alentadora. Sólo el año pasado 1473 perros ingresaron en la perrera (1047 entregados por sus propietario, y 426 recogidos de la vía pública). De esos animales, casi la mitad fueron sacrificados cuando se les acabó el tiempo. Y eso que los sacrificios, según los últimos datos, han disminuido un 50% gracias, sobretodo, al trabajo que Perros de Málaga y sus voluntarios están realizando día a día.

La primera medida para controlar toda esta terrible situación no es otra que esterilizar a nuestros animales principalmente para evitar accidentes. Todos creemos ser responsables y creemos poder evitar que nuestra perrita no quede embarazada o nuestro perrito no deje embarazada a otra perrita, hasta que se nos escapa y luego, todo son lamentos.

Aparte de otros beneficios mencionados y la tranquilidad que nos aporta no tener que evitar lugares con perros porque nuestra perrita está con el celo, no tener a nuestro perro estresado y con ansiedad cuando huele una hembra en celo (y en los casos más exagerados, sin necesidad de celo), el mayor beneficio es el social, el que le estaremos ofreciendo a nuestro país, y a los miles de perros que esperan en protectoras y perreras.

Quizá esterilizar a tu animal, está salvando la vida de otro en una perrera.

Esterilizar es, en resumen, la única opción moral y una de las formas más activas de luchar contra el abandono y la sobrepoblación de animales que sufrimos en nuestro país.

Fuentes y artículos de interés:

Beneficios de esterilizar (por FAADA)

Para qué sirve la castración en perros y gatos (Etolia)

Video Estudio de Abandono y Adopción 2016 (Fundación Affinity)

Las eutanasias de perros en el Centro Zoosanitario disminuyen un 50% (Diario Sur)

La protectora de Málaga recogió 2000 animales en 2016 (La Opinión de Málaga)

 

 

Nosotros cumplimos… ¿y la Administración Pública? Sobre el Microchip…

¿Cumple tanto como cumplimos nosotros? Al menos algunas veces, las historias nos hacen dudar un poco de si es recíproco lo que recibimos a cambio de lo que estamos obligados a ofrecer como ciudadanos cívicos que decidimos vivir con un amigo animal en nuestra familia.

En éste caso, hablamos del Microchip, ese pequeño aparatito que es insertado en el cuello de nuestros perros, gatos y hurones a los 3 meses de edad y en el cual figuran nuestros datos personales.

El microchip es obligatorio y es el método utilizado en toda España para que cada comunidad autónoma pueda saber el dueño de ese animal, y si cumple con sus obligaciones establecidas en cuánto a vacunas, enfermedades, etc.

Sus utilidades son diversas, pero por poner varios ejemplos, si nuestro animal causa un accidente y, al leerle el microchip, salen tus datos, te pueden denunciar…
O para el ejemplo que más nos interesa, si nuestro amigo se pierde y alguien lo encuentra, con sólo llevarlo a un veterinario y pasarle el lector, su vuelta a casa estará más cerca que nunca.
Sería una manera fantástica de identificar al que abandona (aunque esos, por desgracia para sus animales, no suelen ponerles el microchip…).

Pero… ¡ay! ¡Qué útil sería si realmente se utilizara como se debe! Y no es así, y no es sólo por parte de los propietarios. También la Administración podría entonar el mea culpa de su mala utilización por pura desidia.

Hace aproximadamente un mes apareció un perrito recién atropellado al que asistió la policía. A pesar de que deberían llevar un lector de microchip (y tendrían obligatoriamente que llevarlo), no tenían, así que tras fallecer el animal a causa del atropello a los pocos instantes, procedieron a llamar a Limasa para que recogiese el cadáver. Así, sin más, sin saber si ese perro tenía familia.

Y efectivamente la tenía, y andaban como locos buscando a su perro perdido, esperando y soñando con su vuelta a casa.

Gracias a las redes sociales, ésta familia pudo saber que ya no debían buscar, y pudo descansar de la angustia que supone para cualquiera que un miembro de su familia esté perdido. Quizá esos policías no entienden que hay algo peor que despedirse para siempre de un miembro de su familia, y es no saber dónde está, si está vivo o muerto, si está bien o está mal.

Si hubiera sido por la policía que atendió al perrito, ésta familia seguiría angustiada buscando a su compañero.

No es el primer caso en el que, a pesar de que los dueños cumplen todas las leyes que nos son de obligado cumplimiento, éstas no repercuten en nosotros de la misma manera.

Hace bastante más tiempo del caso anterior, llegó un perrito a una perrera de un pueblo de la costa del sol muy cercano a Málaga. El perrito fue sacrificado sin esperar un tiempo oportuno por si alguien lo reclamaba, y por supuesto a nadie se le ocurrió pasarle un lector de microchip. El resultado; una familia desesperada buscando a su perrito perdido ve una foto en Facebook para enterarse de que, a pesar de llevar el obligatorio microchip, su perrito acabó muerto cuando podría haber vuelto a casa sano y salvo.

¿Qué está pasando? ¿Cómo la desidia puede llegar a éstos extremos? ¿Es que no hay una pizca de sensibilidad en nuestras instituciones? ¿Es que el microchip sólo sirve para denunciarnos? Señores políticos, todos ustedes, señores del Ayuntamiento, de la Diputación, de la Junta de Andalucía… ¿pueden respondernos para qué sirve el microchip mientras nuestros compañeros mueren injustamente por que las perreras o los policías no tienen lector o no les da la gana hacer el gran esfuerzo de utilizarlo? Exigimos que esto cambie, que no más familias pierdan a sus compañeros por la desidia de otros. Exigimos saber qué ocurre con nuestros animales perdidos, si están vivos, o no, si aún tenemos la esperanza de encontrarlos o por el contrario debemos pasar página.

Nosotros cumplimos con nuestra obligación, cumplan ustedes con la suya. Sea como sea, respondan y cumplan con su obligación.

Controlar la salud de nuestro perro. Una cuestión de vital importancia.

_MG_6232
A veces el más pequeño detalle marca la diferencia. Reconocer un síntoma en un perro sólo indica que hay que visitar al veterinario

Para nosotros, la salud de nuestro compañero es fundamental y procuramos mantenerlo limpio, cuidado, vacunado, identificado y lo más protegido posible.

Nuestro afán como buenos “dueños” es ofrecerles lo mejor. Nos gusta saber que están bien alimentados, bien cuidados y paseados, que disfruten y que estén sanos.

Por ello, es importante saber detectar cualquier muestra que nos dé nuestro amigo para indicarnos que no se encuentra bien. Y ésto a veces no es nada fácil.

No es tan solo el hecho de que no hablen sino que en muchas ocasiones los síntomas son poco destacables o el perro no lo muestra claramente. Y eso dificulta muchas veces el reconocer cuando es hora de visitar a su veterinario.

Por ello, queremos daros algunos consejos de forma que todos sepamos detectar cuando conviene que revisen la salud de nuestro perro.

Hay síntomas que se hacen bastante evidentes ya que implican un comportamiento que surge “de forma espontánea” a nivel conductual; arrastrar el ano por el suelo de forma repetida, rascarse los ojos con las patas, andar encorvado, cojear, rascarse la oreja o rascarse compulsivamente… comportamientos que no muestran de forma habitual y que aparecen de pronto y se repiten con más o menos frecuencia o que aumentan su frecuencia con los días.

En otros casos no implica una conducta asociada a ellos pero son visibles; una herida, sangrado, salida excesiva de mucosidades (legañas, cera, saliva…)

Pero en otros casos podemos confundirlo fácilmente con un problema de conducta, lo que parece encubrir algo más que simplemente “tener mal carácter” o ser “muy tranquilo”. Los perros pueden llegar a gruñir y morder por puro dolor, y lo que interpretamos como un genio “cascarrabias” está enmascarando un problema de salud que puede ser bastante más grave de lo esperado.

Así que, ¿cómo saberlo? ¿Cómo saber si mi perro es así de tranquilo o le ocurre algo?
A veces el más pequeño detalle marca la diferencia. Si el perro es tranquilo en casa pero sale a la calle contento es distinto a cuando el perro está tranquilo en casa, pero no quiere salir, no se quiere mover y «parece autista», o en cambio, gruñe y enseña los dientes cuando te acercas o le tocas.

Hay algunas formas de saber en casa si hay algún síntoma raro que nos indique que pasa algo, eso no significa que determinemos que al perro le pasa X o que le demos la primera pastilla que se nos ocurra. Nunca jamás debemos automedicar a los perros pues podemos estar causándole un problema aún mayor. Reconocer un síntoma en un perro sólo indica que hay que visitar al veterinario para que le haga las pruebas oportunas, lo diagnostique y lo trate.

A continuación enumeramos algunos de los que podemos detectar desde casa y que requerirán ser consultados con el especialista en medicina animal.

  • Cambios de coloración en la piel. Pueden ser indicativos de patologías moderadas y graves. Hematomas, coloración de las mucosas (las encías o los ojos). Se detectan fácilmente a la vista aunque pueden encontrarse en zonas recónditas de la piel o incluso tapadas por el pelo.
  • Obesidad o excesiva delgadez. A veces no sólo la alimentación influye en el estado físico y el peso de nuestro perro. Un perro delgado puede ser un síntoma de que está mal alimentado, pero también de la existencia de una patología de mayor o menor gravedad. Algo similar ocurre con el exceso de kgs, a veces no es sólo síntoma de estar sobrealimentado o hacer poco ejercicio. Si a pesar de que lo intentas con alimentación para adelgazar o mucho ejercicio, si no le encuentras explicación a que esté “gordito” pregunta a tu veterinario, porque podría tener alguna enfermedad.
  • Calvas, pérdida excesiva de pelo, pobreza en el pelo, úlceras de piel… Son síntomas bastante obvios y supestamente fáciles de ver y son indicativos de que algo ocurre con la salud de nuestro perro. No hagas caso de las experiencias de la gente cuando te dicen que eso es porque le falta ésto o lo otro o que es seguro X enfermedad porque su perro tenía esa misma calva/herida. Hay muchas enfermedades que producen problemas de piel y sólo el veterinario es capaz de distinguirlas mediante determinadas pruebas clínicas.
  • Diarreas y/o vómitos. Una diarrea esporádica y/o un vómito puntual pueden ser simplemente eso, esporádicos. Pero si es algo que se repite… tu perro puede estar padeciendo alguna enfermedad que pueda incluso llegar a ser contagiosa. No te conformes con hacerle “dieta blanda” hasta que se le pase. Los síntomas no aparecen de la nada, y si ya son varios días haciendo diarrea, quizá es más serio que el socorrido “ha comido algo que le ha sentado mal”. Si además se presentan los dos a la vez… mal asunto. Acude a tu veterinario de inmediato.
  • Falta de apetito o apetito voraz. Ya sabemos que los perros son casi todos unos glotones que se lo comen todo, y algunos pocos son exquisitos para comer, pero pocos se resisten a una rica chuche. Si tu perro no quiere comer, ni siquiera su comida favorita, y si además detectas otras cosas raras… le ocurre algo. Y al contrario, por extraño que parezca, también. Si tu perro nunca tiene fin y se comería el mundo entero de una tacada, a lo mejor no es solo un glotón y tiene un problema subyacente.
  • Beber mucho, orinar mucho. Todo lo que implique exceso es síntoma de algo al menos en cuanto a la ingesta de agua o a la hora de orinar. Y es de las cosas que más te preguntarán los veterinarios cuando acudes a ellos por algún problema de salud. Cuando hablamos de mucho, hablamos de MUCHO, un exceso que suele ser bastante llamativo.
  • Cambios en la temperatura corporal. Es difícil distinguir a simple vista (o simple tacto) que un perro tiene fiebre. En algunos perros se puede detectar una temperatura elevada en las ingles, o incluso sequedad en la trufa, pero no son muy fiables. La manera real de verificarlos es tomarle la temperatura con un termómetro. Si ésta es mayor de 39, sospecha que pueda tener fiebre. Aún así, si no estás muy avezado en tomar la temperatura de un perro mejor acude a tu veterinario y que él se asegure. Hay perros que por su raza o sus características individuales tienen una temperatura más o menos elevada de lo que se considera “normal” en un perro.
  • “Bultos” (nódulos). Éstos se pueden detectar palpando a nuestro perro, a vece se detectan simplemente acariciándolo . Si encuentras alguno en tu perro, no esperes a ver si se le quita solo, acude a tu veterinario porque puede no ser nada de importancia como ser una patología de gravedad que cuanto antes se detecte, mejor será para tu compañero.

Éstos son, a grandes rasgos, algunas de las cosas que podemos observar en nuestro perro y que nos puedan indicar que debemos acudir a nuestro veterinario de confianza para realizarle una revisión a nuestro amigo, para que mantenga un estado de salud óptimo y, en caso de padecer alguna enfermedad, tratarla a la mayor brevedad posible para que no se torne en grave y nuestro perro pueda volver a la vida normal.

Como última recomendación, os aconsejamos que en caso de que a vuestro amigo le sea detectada una enfermedad que pueda ser contagiosa para otros perros, tomes precauciones para que otros amigos peludos no pasen por lo mismo que tu. A veces basta con abstenerse de acudir a un parque o a lugares donde hay muchos otros perros durante el período en que dure la enfermedad, y en otras ocasiones, es aconsejable (si la enfermedad se transmite a través de éstos medios) echar un poquito de lejía en pises o lugares donde haya hecho caca, o llevar un bebedero para que no use uno comunitario.

Porque si nos importa la salud de nuestro amigo y pretendemos cuidarla, debemos pensar que a otros como nosotros también les importa la salud del suyo. Proteger su salud también pasa por proteger la salud del resto de perros con los que nos cruzamos o no en nuestro día a día.

Vivir en la calle.

Hera, una cachorrita rescatada de una manada en el Guadalhorce espera un hogar donde crecer feliz.
Hera, una cachorrita rescatada de una manada en el Guadalhorce espera un hogar donde crecer feliz.

Más de una vez habremos escuchado decir que, para un animal, es mejor “vivir en la calle que en una protectora”, que “son libres” o que “saben buscarse la vida”. Y si normalmente podemos afirmar que lo hemos escuchado decir de un perro, aún es más habitual cuando se trata de gatos, conejos…

La realidad es muy distinta. La vida en la calle de un animal no dista mucho de lo que supone vivir en la calle para una persona.

Tanto si se trata de un animal que ha conocido un hogar y se lo han arrebatado abandonándolo como un animal que no ha conocido uno antes (perros dedicados a la caza, animales que han nacido en la calle) cada día en la calle es una batalla por la supervivencia, además de ayudar a que el problema de la superpoblación de animales se acreciente.

La superpoblación, como ya hemos dicho en muchas ocasiones, es el origen y punto de partida del problema del abandono en nuestro país. Hay demasiados animales, y seguimos trayendo más animales al mundo que terminan por condenar a otros. Empezando por las camadas deseadas o indeseadas de particulares “que quieren vivir la experiencia de tener cachorritos de su perrito o perrita” o que «se les ha escapado o han tenido un descuido» y terminando por los pobres desgraciados que vagan por las calles y que siguen trayendo al mundo camada tras camada. Animales que, si son callejeros, es porque alguien algún día los abandonó.

La vida en la calle es muy dura, y eso se hace patente en su estado físico. Los que disfrutamos de la vida con un animal observaremos que estando bien alimentado y cuidado, el pelo de nuestro amigo brilla con fuerza. Su aspecto corporal es envidiable, o incluso los tenemos gorditos porque es imposible decirle que no cuando piden un poquito más de comida.

Pero si te fijas en cualquiera de esos perros que viven en rotondas, polígonos industriales, cauces de rio o lugares perdidos por el monte.. verás perros delgados, con calvas, con el pelo pobre, sin brillo. La vida en la calle pasa factura y la mayoría de esos pobres ni siquiera llegará a viejo.

El peligro más inminente es el de ser atropellado, o terminar víctima de algún indeseable que decida en un momento desfogar su ira y rabia contra un pobre inocente que se encontraba en el lugar equivocado, frente al humano equivocado.

Pero ese no es el único peligro al que se enfrentan. Comen de los restos de la basura siempre que encuentren algo que comer y que nunca es suficiente para todos. Están expuestos a múltiples enfermedades y parásitos que les harán enfermar y acabarán con su vida si alguien no los saca de allí. Y cuando les queden algunas fuerzas, tendrán una camada tras otra multiplicando el número de animales sin control haciendo imposible rescatarlos a todos. Un esfuerzo físico que los malgastará, especialmente a las hembras que terminarán dejándose morir en cualquier rincón con el cuerpo exhausto.

No hay que irse muy lejos para encontrarte situaciones como las descritas. Como la manada de perros que hemos difundido en más de una ocasión que malviven en el Guadalhorce y que siguen trayendo una camada tras otra, a pesar de que se intenten rescatar o se intente evitar.

Venus, una de las mamás de la manada del Guadalhorce espera un hogar.
Venus, una de las mamás de la manada del Guadalhorce espera un hogar.

Hembras dejándose morir exhaustas de tanto parir, como Venus, que se marchó aun rincón a dejarse morir de puro cansancio y que ahora espera un hogar, o como Negrita, perrita rescatada hace unos años que se la rescató casi en el último aliento para ser operada de urgencia por una piometra causada de tanto tener cachorros tras cachorros. Negrita pudo encontrar su hogar, pero casos como el suyo o el de Venus están a la orden del día.

Son miles los animales que podemos encontrar malviviendo en las calles, gatos atropellados, que se pelean entre sí, que siguen reproduciéndose en las calles, enfermando, conejos desechados al campo al que nunca pertenecieron y que no saben protegerse de los depredadores o buscar comida…

Los seres humanos nos hemos dedicado a domesticar a distintas especies para usarlas en nuestra conveniencia. Los hemos domesticado para que nos ayuden a cazar, a conducir el ganado, a protegernos, a detectarnos enfermedades, a rescatarnos o simplemente a hacernos compañía.

Como responsables de su domesticación, tenemos un deber que cumplir con ellos. Cuidarles, no abandonarles y ser responsables con sus vidas, su presente y su futuro.

Después de todo lo que nos han dado y nos dan a diario, se lo debemos.

Si quieres conocer más a fondo el caso de la camada del Guadalhorce y quieres ayudar, entra en la página de Facebook S.O.S Guadalhorce.

¡ADN Canino al ataque!

caca Ésta semana se ha aprobado para la ciudad de Málaga la implantación del ADN Canino, que pretende acabar con la suciedad en las calles, así como controlar y poder denunciar casos de abandono y maltrato.

En el instante en que se modifiquen las ordenanzas, los ciudadanos contaremos con 6 meses de plazo para acudir a nuestro veterinario a que le extraiga una muestra de sangre a nuestros perros y se proceda a analizar su ADN e incluirlo en un censo. Ésto, que tendrá un coste de 36 euros por perro y que será subvencionado por el ayuntamiento a familias con pocos recursos económicos, servirá para descartar o encontrar al culpable de las deposiciones caninas que quedan sin recoger en nuestra ciudad, así como para encontrar al dueño de un perro abandonado y poder tramitar una denuncia, o facilitar el reencuentro de un perro perdido con su familia.

Así a priori, parece algo que va a beneficiar a mucha gente, y si se implanta bien, lo hará. Poder librarnos los dueños responsables de que nos increpen una y otra vez en la calle por una suciedad que no nos corresponde, poder ver a un “abandonador” multado, a un maltratador en la cárcel o a un perro perdido volver a casa.

En Xàtiva (Valencia) ya se ha aplicado y, aparte de polémicas aparte (como de la oportuna creación un mes antes de una empresa de análisis de ADN por uno de sus concejales), parece que se ha reducido de forma importante la suciedad en las calles (las de los excrementos, aquí tenemos que lidiar con muchos tipos de suciedad, demasiados).

El problema, una vez más, es que pagarán y pagaremos justos por pecadores. Aunque… ¿no ha sido ésto siempre así?

El problema generalizado en ésta ciudad nuestra en particular, y en éste país en que nos ha tocado vivir en general, es justamente que los que lo hacemos bien siempre acabamos pagando los platos rotos de los que no. En éste caso nos va a costar 36 euros por hocico.

Hasta ahora no nos había costado dinero, pero sí unos cuántos disgustos. ¿Cuántos de vosotros no ha recibido un improperio, un insulto y cosas peores? Recuerdo con facilidad, algunas fachadas con excrementos repartidos por toda ella sólo porque quien vive ahí tiene más de un perro, y que por supuesto recoge las deposiciones de los suyos. Y como esas, muchas más.

Visto desde cierta perspectiva, nos ofrece cierta seguridad, la posibilidad de defender la verdad tantas veces dicha de “esa caca no es mía”. Eso sí, propongo que cuando eso ocurra y alguien nos increpe, llamemos a la policía para que recoja una muestra del deshecho y recoja ambos nombres, el del increpador y el del increpado. Y el que pierda paga el análisis de caca2ADN que asciende a 18 euros (y quizá una multita por acoso no estaría mal en muchos casos).

La cuestión es si aquellos que no recogen el excremento (y que son los mismos que no ponen chip, no vacunan, abandonan…) serán perseguidos por no hacerle al can la prueba de ADN con la misma “vehemencia” (nótese las ironía del entrecomillado) con la que se persigue a los que precisamente no han cumplido ni una sola de las normas establecidas en las ordenanzas de nuestra ciudad, y en las normativas de índole superior como las de la Junta o la Ley Estatal. Ojalá la promesa de que sí se controlará y se multará a los que no sometan a sus perros a tal análisis se cumpla, porque realmente sería la única manera de controlar quiénes son los malos de ésta película y no terminemos pagando los de siempre mientras los “abandonadores”, maltratadores y sucios ciudadanos con los que tenemos que compartir ésta ciudad salen impunes, una vez más.

¿A favor o en contra? Las opiniones son diversas y algunas se encuentran a medio camino entre el sí y el no, pero lo que está claro es que las fotos, las campañitas, el regalo de bolsas y otras tantas que se han intentado llevar a cabo, no funcionan. Que las multas no se aplican lo suficiente está claro. Quizá ésta sea una medida radical, pero quizá sea la que palíe un poco tanta inmundicia que perjudica a los perros y a sus sufridos dueños.

Eso sí, cuidado con vecinos y ciudadanos con afición a fastidiar la vida de los demás, que más de uno se preocupa, con razón, de si el que le ha tocado en suerte, se le ocurra sacar una bolsita de la basura y esparcirla por ahí. Quizá aplastarla y manchar toda la bolsa una vez cerrada, le quite las ganas de hacer la gracia manchándose de aquello que tanto asco le da o tirarla en un contenedor alejado de su influencia maligna.

A uno ya le da por desconfiar de todo, pero es que los dueños responsables creo que ya estamos hartos de ser los que tienen la diana en la frente.

Algunos estamos tan hartos, que ya tenemos el teléfono en la mano para saber cuando podremos regalar 36 euros por cola al Ayuntamiento con tal de que nos dejen en paz y de que, con suerte, pillen al cerdo que nos hace avergonzarnos sin tener por qué.

Perreras y Protectoras, parecen lo mismo pero NO lo son

Cuando nos vemos inmersos, directa o indirectamente, en el mundo del rescate animal y la gestión del abandono, nos acostumbramos a reclamar responsabilidad en nuestros conciudadanos. No entendemos, en muchas ocasiones, algunas de las decisiones que toman o realizan y tendemos a pensar “¿Y por qué no hace ésto otro, que así está ayudando a una entidad de protección animal?”.

Desconocimiento.

Es la razón principal por la que en éste país, estamos cómo estamos.

Y por eso, debemos dejar de lado, en ocasiones, todas éstas soluciones que consideramos mejores para paliar el problema tan grande que es el abandono y situarnos a pie de calle y pensar que hay algo, mucho más sencillo que luchar contra los molinos de viento que son nuestros gobernantes, que podemos hacer.

Educar, explicar, mover conciencias, desde lo más básico.

Y por ello hoy, vamos a contar brevemente, lo más básico, la diferencia entre una protectora y una perrera. ¿Por qué?

Somos conocedores de que, en muchas ocasiones, la gente que acude a adoptar se queja de los costes de una adopción (llegando incluso a insinuar que se comercia con los animales) o que exige a una protectora que se hagan cargo de todos los animales “porque para eso están”.

Y nos enfadamos por ello.

Y sí, tenemos razón en hacerlo, pero… ¿nos hemos preguntando si esa persona sabe realmente qué es una protectora? ¿Por qué cree éstas cosas?

Sí, lo has acertado de pleno, por desconocimiento.

Pues esa es nuestra labor como ciudadanos responsables, dar a conocer todo aquello cuánto sabemos, y contarlo a los que no, para cambiar la conciencia de nuestros conciudadanos y ellos también, se conciencien con la situación de los animales en nuestro país.

¿Qué es una perrera?

Una perrera es un centro público, pagado con los impuestos de todos los ciudadanos, gestionado por un ente público. Nnormalmente es competencia de los Ayuntamientos o las Diputaciones Provinciales, que pueden hacer o no una concesión con una empresa privada, que se encargue de la gestión. Se encarga de la recogida de los animales abandonados y su cuidado durante un tiempo limitado (dejando oportunidad a que los dueños los reclamen u otras personas los adopten) y que, terminado el tiempo limitado (y siempre dependiendo de cómo se gestione esa perrera) los sacrifican.

Cada perrera es gestionada de una manera u otra, dejando más tiempo a los perros antes de sacrificarlos, otras tienen unas premisas distintas de otras e incluso algunas, muy pocas, no sacrifican animales.

Los cuidados en éstos lugares son básicos, y sólo son vacunados cuando salen en adopción. Esa es la única garantía con la que salen de allí. Cuando un perro sale adoptado, si es adulto, será obligatorio que salga con desparasitación obligatoria, el microchip identificativo y la vacuna de la rabia (obligatoria para toda Andalucía), debiendo abonar el importe de vacuna+microchip+desparasitación.

Cualquier otro tipo de revisión veterinaria, así como esterilización (en caso de que el propietario la realice) correrá a cargo de su nuevo dueño en un veterinario que éste escoja.

Igualmente, es bastante habitual que muchos de los animales que salen de la perrera salgan enfermos, ya que en lugares donde hay hacinamiento de perros, hay enfermedades muy comunes (y contagiosas) como moquillo, parvovirus, traquebronquitos infecciosa (tos de las perreras) y otras más.

Las perreras llevan un control puramente administrativo sobre los animales que entran y salen, por lo que en ocasiones los animales pueden terminar en malas manos, de nuevo.

¿Qué es una protectora?

Una protectora es una entidad asociativa, que puede o no ser ayudada por los organismos públicos. Por lo general, la forman personas que deciden asociarse para ayudar a los animales abandonados y que se nutren de la ayuda solidaria para realizarlo.

No son un centro público, aunque en ocasiones, son ayudadas en forma de subvenciones por la Administración Pública, pero se nutren de la ayuda de socios, donantes y de los propios voluntarios.

Cada protectora tiene un reglamento que se establece por acuerdo de los socios de la asociación y que es llevado a cabo y gestionado por la Junta Directiva, personas elegidas por votación popular de los socios para llevar a cabo las funciones que se les designen.

Por lo general, lo común es que éstas protectoras rescatan, tratan, curan y preparan a los perros para darlos en adopción, vacunándolos tanto de la vacuna obligatoria (rabia) como de otras que son importantes para prevenir enfermedades que afectan a los perros, pero que pueden ser muy peligrosas (vacunas polivalentes para moquillo, leptospirosis, parvovirus etc, u otras como la vacuna para la traqueobronquitis infecciosa, etc), además de entregarlos esterilizados.

Toda ésta preparación supone un coste que la protectora sufraga con la ayuda solidaria de socios, donantes o subvenciones (si las reciben), por lo que cuando entrega a los animales, suele pedir un coste por la adopción que es acordado por los socios y la Junta Directiva.

En las protectoras, por lo general, se trata a los perros y se les mantiene hasta que son adoptados o mueren de viejos o por enfermedad. El sacrificio se considera cuando el animal sufre por enfermedad y no se puede hacer nada por él. Debido al hacinamiento de perros, es común la presencia de enfermedades contagiosas, a pesar de que se procure la limpieza y tratamiento de los perros afectados.

Las protectoras llevan un control más o menos exhaustivo sobre los animales que entregan en adopción, reservándose el derecho de hacer seguimiento bajo un contrato que adoptante y protectora aceptan seguir.

¿Cuáles son las diferencias entonces?

Las perreras son entes públicos, obligados a recoger a cuánto animal abandonado se halle en su territorio de actuación (local, provincial, etc), mientras que las protectoras son entidades asociativas que recogen cuánto pueden siempre dependiendo de la capacidad de la que disponen y que no están obligados a la recogida de los animales abandonados. Cuando las protectoras reciben una subvención pueden llegar a un acuerdo con el ayuntamiento que se la otorga.

Las perreras entregan a los perros únicamente con las condiciones que exige la ley (vacuna de la rabia + microchip + desparasitación), mientras que las protectoras, por lo general, entrega al animal sano, con todas las condiciones exigidas por ley, vacunas preventivas por su salud y esterilización ya realizada.

Las perreras no realizan un seguimiento de los animales que entregan, mientras que las protectoras suelen entregar a los animales bajo un contrato de adopción que asegure su bienestar, reservándose el derecho de realizar seguimientos al animal para asegurarse que está bien.

Las perreras sacrifican a los animales cuando hay sobrepoblación en el centro, o cuando termina el tiempo límite de espera para ese animal, mientras que las protectoras cuidan de sus animales hasta que son viejos, reservando el sacrificio sólo para aquellos animales que, por enfermedad, están sufriendo dolor.

¿Cómo ayudas más a los animales abandonados?

Adoptar es siempre una buena opción, elijas el centro que elijas. Si lo haces en una perrera, puedes estar salvando de la muerte a un animal, si lo haces en una protectora, también le salvas la vida pero además estás haciendo hueco para que un animal más sea rescatado.

Lo hagas donde lo hagas, conoce la diferencia y sobretodo, que éste artículo te sirva para entender por qué las protectoras piden un coste por la adopción, por qué las protectoras están saturadas y no pueden recoger a todos los animales, y que, con ello, ayudes concienciando a todos los que, como tu o yo, alguna vez nos hemos preguntando por qué las cosas son como son.

Ángeles del tiempo

Cyra, vive acogida por Ana y toda su familia humana y animal.

Los ángeles no viven en el cielo.
Eso es lo que dirían muchos perros, si pudiesen hablar, cuando se acuerden de aquellos ángeles humanos que les ayudaron y cuidaron hasta que encontraron un hogar.
Son las casas de acogida.
Ángeles con dos piernas que solidaria y altruistamente, acogen a perros abandonados, en refugios, heridos física y psicológicamente en sus casas, sin reparo.
Temporalmente, se dicen, pero ese tiempo a veces es muy largo, en algunas ocasiones, termina siendo para siempre.

Mientras están en sus casas, son uno más de la familia, con la vista puesta en su futura felicidad, en el momento en que ese hermoso y maravilloso ser de cuatro patas encuentre a su familia para siempre.
Ocupa otro lugar en el sofá, quizá, otro más en el paseo, otro más a quien alimentar, curar, querer…

Pero nada se interpone en la noble decisión de esos ángeles del tiempo. Ángeles que regalan días de felicidad a ese perro solitario que no entiende por qué se le negaron ese amor y cuidados anteriomente.

Esos ángeles del tiempo que son cuidadores y médicos, que recogen a los más miedosos, o a los más enfermos, en muchas ocasiones, y les curan sus heridas y su alma rota.

Kuki fué encontrada por Eva, y desde entonces espera junto a ella y toda su manada, a que llegue su familia definitiva que la adopte.

¡Se necesitan tantos ángeles del tiempo! ¡Son tan necesarios y vitales!

Son tantos los perros que curarían su alma y sus heridas en un hogar, aunque fuera éste temporal. La mejoría es visible en tan solo unos días. Por eso, para ellos, son sus ángeles del tiempo.

Ángeles que les acompañan durante su curación, ángeles que les enseñan cómo será vivir en una casa, ángeles que les dan amor y cuidados que les habían sido negados.

Ángeles, a quienes se les rompe el alma cuando hay que despedirse de ellos porque han encontrado a su familia para siempre, y que vuelven a emprender el vuelo y acoger a otro perro que necesite ser curado.

Ángeles del tiempo que les enseñan a vivir y que, a pesar de su dolor cuando se despiden de ellos, vuelven a curar a otro, pues para ellos, la felicidad de ese perro va por delante de su propio deseo. Ángeles que salvan muchas vidas.

La lástima es que siguen faltando muchos ángeles del tiempo, mientras cada vez hay más perros llenando los refugios, que ya de por sí están saturados, vagando en las calles, muriendo en perreras.

Mary, sigue esperando su hogar mientras disfruta del calor y el amor de Carol y Lydia.

Todos esos ángeles del tiempo, los refugios, todos los animalistas, tratamos de tapar ese gran agujero que es el problema del abandono en España, pero es tan grande el agujero, que nunca es suficiente.

Faltan adoptantes, falta conciencia, y faltan, y se necesitan, muchos ángeles del tiempo.
¿Has pensado en convertirte en uno de ellos?

Paloma, sigue curando su alma rota con Teresa, nuestra presidenta, mientras espera que aparezca su familia que la haga feliz para siempre, que la entienda y la pueda ayudar.

Si no puedes o quieres adoptar, acoger a un perro es una hermosa, solidaria y muy noble opción para ayudar a uno de esos tantos perros que están sufriendo su abandono.

Contacta con cualquier refugio o asociación que rescate animales y salva a un perro, conviértete en su ángel del tiempo, estarás dando la oportunidad a ese perro de aprender a vivir en una casa, de curar sus heridas, antes de emprender una vida en una casa para siempre, y a su vez, estarás permitiendo que el lugar que él ocupaba en el refugio sea ocupado por otro que esté solo en la calle.

Entrevista con Eva M Garcés, entrenadora de perros de asistencia y terapia.

Gracias a una iniciativa que nació en el foro de nuestra misma web y después de haber acompañado a socios de la ONCE en un paseo reivindicativo para la total aceptación de los perros guía y la necesidad de que todos los comercios cumplan la ley por la que están obligados a dejar entrar con total libertad a los perros guía para invidentes, surgió la necesidad y, por qué no, la curiosidad por saber cómo trabajan estos perros, cómo es su entrenamiento y cómo viven. Por fortuna, hemos podido contactar con una profesional del gremio que ha tenido a bien respondernos unas breves cuestiones sobre éste parecer. Así pues, en una entrevista concedida a Málaga Perruna, Eva Mª Garcés Rubiales responde para nosotros.

MP –  ¿En qué se diferencia la educación de un perro de asistencia y/o terapia y uno que no lo es?

EG – Los perros de asistencia y/o terapia necesitan tener una educación básica, como cualquier otro perro debería tener, para que la convivencia en la sociedad sea la más correcta posible. Además de esa educación básica los perros de asistencia y/o terapia tienen que tener un entrenamiento específico que marca la diferencia entre uno y otro.

Dependiendo del tipo de asistencia para la que se va a preparar al perro, tienen un tipo de entrenamiento u otro. Lo que no puede faltar en ningún perro de asistencia y/o terapia son las órdenes básicas de sentado, tumbado, quieto, andar junto sin tirar de la correa y acudir correctamente a la llamada sin titubeos. Se requiere que el perro realice correctamente los ejercicios que tiene encomendados más que la rapidez, calidad frente a velocidad.

MP – ¿Qué características distintivas necesita un perro de asistencia y/o terapia para ejercer esta «profesión canina»?

EG – Cualquier perro no sirve para hacer asistencia o terapia. Se les realizan diversos exámenes desde que son cachorros hasta que se gradúan para ver si son válidos para este trabajo. Se requieren mucho más requisitos para ser perro de asistencia que para ser de terapia, aunque tienen una base en común.

Ambos perros deben estar muy bien socializados tanto con todo tipo de personas como con animales y ambientes diversos. Les debe gustar estar en compañía humana y no tener ningún resquicio de agresividad o anomalía comportamental, además de estar totalmente sanos y desparasitados.

A su vez, el perro de asistencia debe tener otras características, como ser muy adaptable a los cambios, una sensibilidad general media, gran voluntad de complacer a los humanos, con un gran instinto gregario, buena capacidad de concentración, difícil de frustrar, capacidad de cobro de objetos, etc.

MP – ¿En qué consiste exactamente el trabajo de un perro de asistencia?

La finalidad del perro de asistencia es funcionar como ayuda técnica para: personas con problemas de visión en el caso de los perros guía, personas con problemas de audición en el caso de perros señal, personas con problemas de movilidad en el caso de los perros de asistencia a minusválidos físicos, y cada vez con más auge para personas con trastornos del espectro autista.

El perro de asistencia ayuda a las personas en las actividades de la vida diaria:

– Los perros guía les ayudan a moverse con mayor seguridad y autonomía entre los continuos obstáculos del exterior, calles, coches, escalones, obras, etc. Existe la creencia de que el perro guía le indica al usuario cuándo tiene que pasar en un semáforo, pero no es así. Es muy difícil que el perro distinga las señalizaciones luminosas, tiene multitud de otras importantes tareas, pero esa no entra en su cometido.

– Los perros señal avisan al usuario de cualquier sonido de su entorno, el despertador, el timbre de la puerta, el horno, el niño que llora, cuando lo llaman por su nombre, etc.

– Los perros para minusválidos físicos aportan a los usuarios la movilidad física que les falta, recogen objetos y se los dan al usuario, abren y cierran puertas y cajones, encienden y apagan la luz, en casos extremos pueden ayudar al usuario a incorporarse si ha sufrido una caída, etc.

– Los perros para autismo ayudan a los padres de un niño con autismo a llevar una vida más tranquila, el perro va un metro por delante del niño al que va unido mediante un cinturón y con ello se evitan las conductas de fuga típicas de esta patología, ayuda al niño a relacionarse con su entorno, duerme con él consiguiendo que descanse 8 horas seguidas, etc.

Además de la ayuda técnica que supone un perro bien entrenado, el perro aumenta la autoestima del usuario; aporta mayor interacción social con el medio, ayuda a salir del aislamiento de la discapacidad, las personas dejan de ver con lástima a la persona minusválida para verla con admiración; ofrece cariño incondicional; no juzga, etc.

MP – ¿Y uno de terapia? Porque se supone que son cosas distintas…

EG – Sí son cosas distintas. El entrenamiento al que es sometido un perro de asistencia es más duro y estricto que el entrenamiento al que se somete un perro de terapia, la selección es mayor.

La tarea de un perro de terapia es la de servir como herramienta al terapeuta o profesional de la salud en un programa terapéutico o educativo, con el fin de proporcionar el estímulo necesario para alcanzar los objetivos marcados mejor y más rápido. El perro es un complemento a la intervención terapéutica.

El perro ayuda siendo un facilitador social, un estímulo multisensorial, un incitador al juego, carente de prejuicios, una porción de naturaleza…

MP – ¿Cómo viven estos perros su trabajo?

EG – Como la educación y el adiestramiento se realiza siempre en positivo, sin castigos y teniendo en cuenta las necesidades del animal, los perros lo viven como un juego, para ellos es algo gratificante, disfrutan trabajando porque reciben recompensas y cariño.

MP –  Y algo que es más desconocido, ¿cómo viven cuando no están trabajando?

EG – Los perros de terapia suelen vivir con sus dueños/guías toda su vida, ya que no es conveniente que vivan en perreras ya que perderían parcialmente esa unión con el ser humano, tan necesaria para las terapias. Viven como cualquier perro doméstico, pero con un poco más de entrenamiento, el que le hace falta para ayudar en las terapias.

Los perros de asistencia, una vez que se entregan al usuario, pasan toda su vida útil, unos 10 años, con esa persona, están con ellos las 24h del día. Cuando el perro no está de servicio su vida es como la de cualquier otro perro familiar, pasea en el parque, duerme, juega, etc.

Cuando por motivos de salud o vejez dejan de ejercer su importante labor, la asociación o fundación que está a cargo de su supervisión y que considera que es hora de jubilarlo le pregunta al usuario si desea quedarse con el perro en calidad de mascota. Suele suceder esto, que el usuario se lo queda, ya que tras tantos años de servicio, se crean unos lazos sentimentales y una compenetración muy fuertes entre ambos. Si por cualquier motivo el usuario no puede hacerse cargo la asociación lo pone en conocimiento de la familia adoptiva que tuvo cuando era cachorro y si tampoco hay suerte, la asociación o fundación se lo queda en sus instalaciones.

Eva Mª Garcés Rubiales es Entrenadora de Perros de Asistencia para Minusválidos por la Fundación Bocalán, Etóloga Canina por la Asociación AEPE, Educadora Canina, y Técnico en Terapia Asistida con Perros por Lincoln Consulting.

Actualmente es directora de Perros A Punto, empresa dedicada a la educación canina, preparación de perros de terapia y asistencia, problemas de conducta, residencia canina, fotografía de mascotas…

http://www.perrosapunto.com

Muchas gracias a Eva por su deferencia con nosotros por responder estas preguntas.